Tuvimos el placer de entrevistar al Arquitecto Ignacio Mallol. Con más de 45 años de trayectoria, ha dejado una huella indeleble tanto en Panamá como en el extranjero con su distintivo sello Mallol.
Para él, la pasión y el trabajo van de la mano, permitiéndole vivir plenamente su carrera y vida profesional. Sus respuestas, siempre elocuentes y profundas, reflejan su preferencia por la preparación meticulosa, evitando la improvisación.
En esta primera edición de Living Panamá, queremos ofrecerles una mirada más íntima a su relación con el país que lo vio nacer y crecer. Panamá no es solo su lugar de origen, sino también una fuente constante de inspiración, según él mismo nos cuenta.
¿Cuál crees que es el mayor aporte que ha tenido Mallol a la Arquitectura en Panamá?
“Mallol Arquitectos lleva ya más de 45 años establecida. La inicié yo personalmente. Hoy por hoy somos más de 300 arquitectos que laboramos aquí en Panamá”.
Tenemos oficinas en Chile y Barcelona. Y hemos tenido la fortuna en la vida de que hemos tenido oportunidades extraordinarias y que hacemos proyectos de cualquier magnitud. Desde muy pequeños hasta proyectos como aeropuertos, puertos de cruceros, hospitales, condominios, edificios residenciales, centros comerciales.
“Somos actualmente la firma más grande en toda la región, trabajamos en todo el sector, tanto en América como en Europa”.
Teniendo ya un posicionamiento internacional que han logrado como firma, sobre todo en Latinoamérica y en Europa, ¿por qué seguir escogiendo Panamá?
“Nací en este país, le debo mi profesión porque siendo una ciudad y un país joven, lo que permite es que uno tenga muchas oportunidades y a la falta de necesidades como tiene este país en un crecimiento vertiginoso que ha tenido en los últimos 30 o 40 años, lo único que hemos recibido nosotros los arquitectos es oportunidades, oportunidades de hacer. Porque al final de la historia el arquitecto es un hacedor.
Uno estudia arquitectura para hacer y ejercer la profesión de arquitecto. Y ser arquitecto lo que implica es edificar, o sea que las ideas no solamente queden en sueños, sino que esos sueños, esas cosas creativas que tiene el arquitecto, que en un momento dado las tiene en su mente, las tiene que plasmar y ejecutar. Y hemos tenido la fortuna de que se han dado todas estas oportunidades en este país y nosotros hemos podido crecer.
La semilla de nuestro éxito está en Panamá y el resto se ha ido desarrollando en función de que ese producto que se inició con fuerza y con mucha solidez lo hemos podido transmitir a otros países”.
Y si tuvieras que mencionar algún lugar emblemático en Panamá, al que siempre regresarías, ¿cuál sería?
“En la vida uno a veces encuentra momentos y espacios especiales… Panamá es una cosa maravillosa en materia de diversidad.
Nosotros somos una ciudad frente al mar. Eso quiere decir que ya somos muy especiales en el mundo, porque no son todas las ciudades que tienen esa oportunidad de enfrentarse y dar la cara al mar. Y nuestra ciudad tiene esa maravilla.
El contemplar el mar es una de las cosas más fantásticas que podemos adquirir nosotros como panameños y lo podemos hacer todos los días porque podemos transitar frente a él y disfrutar de lo que es la maravilla del infinito que te da el mar. La otra cosa que es fantástica dentro de nuestro país es que la biodiversidad del clima y de la naturaleza nos brindan también un cúmulo de alternativas. Yo tengo una debilidad muy especial por las tierras altas.
Tengo una casa allá arriba cerca del volcán Barú y realmente ese es otro lugar fantástico y muy distinto a lo que viene a ser las cercanías al mar. Entonces, la montaña, el cambio de clima, las áreas de producción agrícola que son tan maravillosas, el tallado de las montañas por parte de los agricultores hace de que también esa tierra, ese lugar, lo disfrute uno, lo viva con intensidad y que sea un cambio total a lo que viene a ser la cercanía al mar”.
Y para un turista que viene por primera vez a Panamá, ¿cuáles serían esos lugares a los que le recomendarías ir?
“Dentro de todas las alternativas que tiene Panamá, primero el mar, tanto el Pacífico como el Atlántico.
Esto es una cosa muy especial que pocos países, y creo que ninguno, lo tiene, que a una hora puedes estar en el Pacífico o puedes estar en el Atlántico. Lo otro es que tenemos una pesca maravillosa y de una abundancia extraordinaria. Para aquellos amantes del mar, tenemos el Atlántico o el Caribe, que propiamente yo creo que así se debe mencionar, en todas las áreas de San Blas, en las islas y archipiélagos que tenemos. En el Pacífico, en las áreas de las Islas de Contadora, Viveros, etc.
También hay la posibilidad de irse a las tierras altas, a Boquete, por ejemplo, que hoy por hoy se ha ido desarrollando sólidamente. Tiene una variedad de restaurantes muy buenos, el clima es muy agradable y también es la contraposición y balance que existe en nuestro país.
Aunado a que somos el único país que tiene un canal y que cualquier visitante que venga a este país, hoy por hoy con el nuevo puerto de cruceros que hay en Amador y las visitas que se pueden dar cotidianamente hacia las esclusas de Miraflores, hacen que realmente el canal se convierta en un epicentro del movimiento turístico.
Hay varias cosas que realmente sirven de la variedad comercial y de los centros comerciales que tenemos, que son de primera categoría y con una variedad de productos cuantiosos, que hacen de que la verdad es que el atraer a las personas a nuestro país les da una variedad muy gigantesca en cantidad de cosas, que pueden ser de esparcimiento o comerciales”.
¿Cuáles son esos espacios o esos hobbies en los que encuentra tanto relajación como también inspiración?
“Dicen que uno no sabe cuándo se siente el estrés y siempre he pensado que nunca he tenido estrés. Yo todo lo que hago lo disfruto. He sido una persona muy afortunada y a través del transcurso de toda mi vida, siento que la suerte me ha acompañado y en base a eso disfruto cualquier cosa que haga. Si yo tuviera que meditar y pensar, oye, ¿cuál es el momento más feliz que tú tienes? Posiblemente son todas las mañanas al despertarme, al poder desayunar y venir al trabajo.
Para mí es un disfrute. No necesito viajar ni salir ni hacer cosas diferentes para ser feliz. Yo soy feliz siempre, tanto en la vida cotidiana como en la vida que te pueda llevar en un momento dado a viajar, a pasear, etc. No tengo mayores problemas en ese sentido”.
¿Cuáles serían sus deseos o esas aspiraciones a las que tendría para Panamá en los próximos 10 años?
Para Panamá, es que el país vaya corrigiendo su rumbo, que haya un sentido, primero que nada, de honestidad, que quienes atiendan y dirijan nuestro país realmente sean personas correctas, que nos lleven a un camino de progreso, para que realmente la economía del país tenga un balance armónico entre todos los ciudadanos.
Necesitamos la confianza para que los inversores también se sientan atraídos y que los proyectos o los ejercicios que hagan para iniciar negocios nuevos tengan un futuro exitoso. Se debe llegar a un balance entre la parte económica de todos los sectores y subir realmente el nivel de necesidades básicas que requiere este país, como el agua, que es algo fundamental y se debe de interceptar cuanto antes para poder que todos los ciudadanos de este país tengan lo mínimo necesario. Y lo otro es la materia de salud y educación.
Vamos por buen camino, y lo más importante es puedes apoyar todas las gestiones que nos lleven a un progreso equitativo, sano y humanista”.