El punto de encuentro fue un café, ese lugar que propicia conversaciones profundas y relajadas. Mientras tomaba un té, nos encontramos con alguien que se siente más cómodo detrás de la cámara que delante de ella. Este es su ámbito natural, el lugar desde donde captura la esencia de cada imagen y ejerce su control creativo.
Hoy por hoy, es uno de los fotógrafos gastronómicos más reconocidos de latinoamérica y que con su sello personal, puedes reconocer muchas de sus fotografías solo con verlas.
Durante nuestra conversación, nos reveló sus comienzos, compartió sus logros, y nos ofreció una visión de su exitosa incursión en el mercado internacional. Además, nos adelantó algunos de sus planes futuros y su visión de este país que sigue creciendo en materia gastronómica, mostrando una vez más su inquebrantable pasión por el arte de la fotografía.
Esa faceta de arquitecto a fotógrafo gastronómico, ¿cómo ocurrió? ¿Qué oportunidad viste?
“Realmente comencé con la fotografía previamente a la arquitectura. Desde muy joven yo hacía fotografía, incluso desde que las cámaras eran analógicas. Tenía mi laboratorio en casa, y antes de estudiar arquitectura, pensé que podía dedicarme a la fotografía. Pero no era un momento apropiado, ya que soy de Mérida, una ciudad del interior de Venezuela, y no habían muchas oportunidades para hacer una carrera de fotografía. Simplemente lo hice como hobby, nunca como trabajo, y así decidí estudiar arquitectura, la cual ejercí durante muchos años, sin dejar a un lado nunca la fotografía.
Posteriormente fundé con un primo a quien también le apasionaba la fotografía, Picón Estudio. Ahí empezamos a recibir todo tipo de de trabajos.
Es complicado elegir un nicho específico en el cual trabajar en fotografía, cuando yo empecé, la fotografía gastronómica no se consideraba tan importante y la podía hacer cualquier fotógrafo. Instagram estaba en sus inicios en aquel entonces y yo creo que de allí vino el boom, de la necesidad de los negocios de empezar a utilizar las redes sociales como medio de una publicidad autogestionada. Poco a poco me fuí encaminando a fotografiar comida, obteniendo excelentes resultados y fue aumentando la cantidad de restaurantes en Venezuela que buscaban dar a conocer sus propuestas, a través de mi trabajo.
En 2016 recibí una invitación de la reconocida editora gastronómica Luciana Bianchi, invitándome al Foro Latinoamericano de Periodismo Gastronómico en Panamá. Fue ahí cuando vine por primera vez, para participar como conferencista, recibiendo luego una propuesta de trabajo en la revista gastronómica “Punto y Coma” en Ciudad de Panamá y es así, como tomé la decisión de mudarme a este país.
En los trabajos que has desarrollado como fotógrafo gastronómico, ¿hay alguno en particular que haya sido memorable para ti?
“Cuando estaba en Venezuela y empecé a tomar fotos de comida, siempre quise trabajar con los mejores chefs, a quienes yo admiraba como profesionales”.
En mi país, tuve el gusto de trabajar con algunos de ellos como: Carlos García, Victor Moreno, Carlos Hernández, Ivan García, entre otros, donde a pesar de lo complicado de la distancia entre Mérida y Caracas, pude lograrlo. Así, mi próximo reto sería hacer fotos a los mejores de Latinoamérica. Deseaba ir a Central, aquel restaurante en Lima, Perú, del chef Virgilio Martinez, que tanto daba de que hablar con su propuesta de menú de altura con una estética realmente fascinante.
Ya trabajando en Panamá, el primer destino que tuve la oportunidad de cubrir para la revista, fué Lima, donde logré tomar fotos al increíble trabajo de restaurantes como: Astrid y Gaston, La Mar, Cosme del chef James Berckmeier , Fiesta y La Picantería del chef Hector Solos y por cosas del destino, también el tan importante restaurante Central.
¿Tienes ahora un spot para ti imperdible en Panamá?
Hay varios: Mai Mai, Filomena, Colectivo, La Cantina del Tigre, La Tapa del Coco y Hong Kong Bakery para desayuno chino. Y mis favoritos de siempre: Makoto y Casa Stizzoli.
¿Y algo más en plan de salida natural, digamos, de conocer Panamá o disfrutar Panamá? ¿Eres más montaña, playa, selva?
Montaña total, porque soy de Mérida. Naturalmente, me gusta ir a la playa con mi familia, pero creo que es mucho más agradable para mi, la montaña.
Para desconectar de la ciudad es ideal, Boquete.
Hablando de gastronomía panameña, ¿hay alguna en particular, que hayas adoptado como tuya?
“Siento que la comida panameña, es lo que más conozco de este país, sus ingredientes, sus tradiciones gastronómicas, etc., porque ha sido mi medio de trabajo, en los casi ocho años que tengo en Panamá”.
Me encantó la dimensión que el chef Mario Castrellon le dió a la mezcla de la cultura afro con la asiática en el concepto de Chombasia, que es la unión por ejemplo, de la comida de Colón que tiene mucha sazón, con los sabores y técnicas de la comida asiática tan presente aquí, donde puedes conseguir un Siumai en cualquier chinito de la esquina. Esos dos tipos de comida me gustan y ese concepto de Mario que las une, se desarrolla en Maíto y Mai mai, que considero es muy importante porque eleva la gastronomía panameña.
¿Qué cosas te inspiran?
“Obviamente un buen plato, es decir, la estética. Lo que yo trato de demostrar con mi imagen es la ejecución impecable del chef, el producto fresco y como siempre lo he dicho, mi trabajo no vale más que el trabajo de los chefs, si logro destacarme en ese hecho, muy bien, pero siempre el fin es mostrar la visión y talento del chef.
La fotografía gastronómica busca la admiración de un plato e invita a que provoque comérselo, la gente a veces me dice: ` es tan lindo, que da lástima comérselo` entonces, es ahí cuando lograste un buen trabajo visual, despertando sensaciones a través de la imagen”.
¿Tienes proyectos futuros que nos quieras compartir?
“Estoy en un buen momento de mi carrera, en el que mi trabajo me lleva a conocer distintos países y personalidades de la gastronomía latinoamericana, que me han brindado experiencias increíbles y encontrar gente tan talentosa, no solo en cocina sino también en mixología y servicio, es algo que sin duda me maravilla y nunca dejará de sorprenderme.
Es por eso que quiero desarrollar un proyecto personal documental, en el que deseo dejar un registro visual de lo que estamos viendo en estos momentos en Latinoamérica desde el punto de vista gastronómico . Estamos constantemente en un ambiente memorable de colaboraciones entre chefs y restaurantes, donde la gastronomía y la mixología se unen en cada ciudad de nuestro continente, con propuestas interesantes y estoy encantado de estar en el medio de eso”.
¿Cómo percibes el futuro gastronómico en Panamá?
“ La opinión que tiene la gente de otros países sobre Panamá en el tema gastronómico, es super positiva, se ha posicionado muy bien. Aquí tenemos chefs, mixólogos y sommeliers con un nivel de primera. Al mismo tiempo, hay un público que está interesado en toda esta movida y que la apoya, porque es importante que asista gente a los eventos para que sean un éxito, cuando de traer invitados de afuera se trata. Hay un interés en toda la sociedad para que la gastronomía se siga desarrollando, porque es un medio de esparcimiento, yo diría que desde joven la gente ya está interesada en comer bien hoy en día, en conocer y culturizarse un poco gastronómicamente”.
¿Por qué escoger Panamá en función de tu propia experiencia como migrante?
“Me parece que Panamá ofrece mucho, para quien desee desarrollarse desde el punto de vista profesional, es un país en el que convergen muchísimas culturas, está en constante movimiento por tanta influencia de gente que viene de todo el mundo. Esto de alguna manera hace que Panamá sea una ciudad cosmopolita y pueda darle al que lo busque, oportunidades y elementos necesarios para tener calidad de vida”.